CONTINÚA EL ANALISIS EPISTEMOLÓGICO
El análisis epistemológico no puede concluir con la formulación de un concepto de pedagogía por más fundado que sea. Debe, además, dar cuenta de otros problemas que al mismo tiempo que surgen de ese concepto, lo complementan. Estas cuestiones a las que estarán dedicados este capítulo y el siguiente son esencialmente dos: la que se refiere a la independencia de la pedagogía y de lo pedagógico frente a otras esferas de1 saber y del hacer humanos; y la que se concreta en un sistema de la pedagogía. La primera se resuelve previa dilucidación de las relaciones de la pedagogía con las otras ciencias; la segunda, mediante una coherente ordenación de sus partes (división de la pedagogía).
RELACIONES DE LA PEDAGOGIA CON LAS OTRAS CIENCIAS
El estrecho contacto de la educación con los más diversos aspectos, factores e intereses de la vida humana, coloca a la pedagogía en relación con las más distintas disciplinas que, de una o de otra manera, aportan materiales para la comprensión y explicación de esa vida. De ahí que la autonomía de la pedagogía deba definirse a partir del tipo de relación que mantiene con las que, en este caso, constituyen sus ciencias auxiliares.
Las ciencias auxiliares
La necesidad de establecer el tipo de relación de la pedagogía con sus ciencias auxiliares, surgió juntamente con la pretensión de aquélla de erigirse en ciencia autónoma. Antes de Herbart estuvo incluida en otras especulaciones. Ese autor y sus discípulos acuñaron el término "ciencias auxiliares de la pedagogía". Primero lo fueron la ética y la psicología, y, más tarde, la ciencia de la religión (Ziller), la medicina y la higiene (Rein), la estética (Weber), la totalidad dé la filosofía (Natorp), la sociología y la historia (Willmann y Krieck), etc.
La cuestión ha recibido dos soluciones principales. En primer lugar está la de aquellos pedagogos que clasifican a las ciencias conectadas con la pedagogía en básicas, especiales y auxiliares. Las básicas (filosofía, psicología, biología, sociología) fundamentan a la pedagogía según criterios que miran a la educación como hecho y como misión. Las especiales (matemática, física, geografía, historia, etc.), integran el contenido de la educación sistemática, forman parte de los planes de estudios. Las auxiliares propiamente dichas, ceden sus conocimientos para una mejor concreción de los fundamentos que proporcionan las ciencias básicas.
En segundo término se da la solución que parte de la naturaleza misma de las ciencias combinada con la realidad del proceso educativo. En esta corriente puede incluirse la salida propuesta por Luzuriaga quien las divide en: 1) ciencias de la naturaleza, que tienen por objeto la vida orgánica (antropología, biología, fisiología, medicina e higiene); y, 2) ciencias del espíritu, que tratan de la vida psíquica (psicología, psiquiatría, psicotecnia, caracterología), la vida espiritual (filosofía, lógica, ética, estética, metafísica) y la vida social (sociología, historia, economía, derecho).
La primera solución es completamente objetable, porque quita a la pedagogía muchas de sus posibilidades como disciplina autónoma, debido a que con respecto a una ciencia independiente sólo cabe la expresión ciencias auxiliares, aunque se pueda establecer con ellas relaciones más o menos intensas. Además, la separación de las ciencias especiales es arbitraria, pues éstas, tal cual están concebidas en la clasificación expuesta, posibilitan la educación sistemática o escolar y no la pedagogía. Ésta las estudia en tanto han pasado a integrar el proceso educativo mismo formando parte de su contenido. Son, estrictamente hablando, las "materias de enseñanza".
La segunda solución tiene la ventaja de contemplar la realidad educativa y, sobre todo, a su sujeto que, simultáneamente, es un ser orgánico, psíquico, social y espiritual. Por esa causa, ya pesar de que hace separaciones innecesarias entre ciencias que pertenecen a un mismo dominio de conocimiento, nos da pie para otra clasificación de las ciencias auxiliares de la pedagogía más ajustada a las necesidades de su autonomía.
En pedagogía, como disciplina autónoma, sólo corresponde hablar de ciencias auxiliares. Según la intensidad y la importancia de sus relaciones con las ciencias que la auxilian puede decirse que las hay de dos tipos: ciencias auxiliares fundamentales y ciencias auxiliares secundarias. Pertenecen al primer grupo la biología, la psicología, la sociología y la filosofía. Se incluyen en el segundo grupo todas las otras ciencias que pueden colaborar en la interpretación y conducción del objeto pedagógico y de la actividad educativa, respectivamente.
Biología y pedagogía
Indudablemente la biología es la primera de las ciencias con las cuales se relaciona la pedagogía. No es posible pensar en la formación del hombre por más elevado que sea su objetivo si previamente no se conoce su estructura morfológica, su capacidad de adaptación biológica, los momentos de su desarrollo orgánico, su diversidad tipológica. Como sostiene Hubert, la pedagogía supone el conocimiento de las leyes generales de la vida (biología general); el conocimiento de las leyes particulares de la morfología, la anatomía y la fisiología humanas (biología humana); el conocimiento de las condiciones específicas del desarrollo humano (ontogenética humana); y, el conocimiento de las formas que bajo la influencia de los factores biológicos puede tomar su estructura mental (biotipología).
Desde el punto de vista biológico la acción educativa debe tender a que los seres jóvenes alcancen una madurez normal. De ahí que sea tan necesario al educador el conocimiento, por lo menos en sus grandes líneas, de las ramas de la biología arriba indicadas. Por otro lado no hay que olvidar que el ser con el cual trabaja es, en primera instancia, un ser dotado de un cuerpo regido por determinadas leyes. Leyes de desarrollo que no sólo llegan a lo físico y fisiológico, sino también a lo psicológico, en tanto ambos tipos de fenómenos se condicionan mutuamente.
Además, el ser humano ocupa un Cierto lugar en la escala zoológica que la educación debe afirmar. No como su fin último, pero sí como medio para que esté en condiciones de cumplir dentro de la comunidad la labor activa que de él se espera.
Psicología y pedagogía
Así como es imposible intentar la formación del hombre sin antes conocer su organización biológica, tampoco puede pensarse en ella si previamente no se ha penetrado en su estructura anímica y espiritual. La psicología es pues la segunda disciplina que se relaciona con la pedagogía. La expresión según la cual el maestro es un "formador de almas" no es una frase carente de significación. Tiene un sentido y más profundo del que aparenta. El verdadero maestro está dotado de una capacidad de intuición y de penetración psicológicas que le es connatural. Pero la sola intuición no le permitirá ir muy lejos por el camino de la comprensión y el conocimiento de sus alumnos, si no se perfecciona en el dominio de las disciplinas psicológicas. Por otra parte el educador mismo es una estructura anímica y espiritual, sin contar con la presencia de elementos psicológicos en todos los aspectos del trabajo educacional. El pedagogo debe estar alerta frente a esos factores para cuyo conocimiento necesita el apoyo insustituible de la psicología.
En consecuencia, toda pedagogía supone: el conocimiento de la psicología general; el conocimiento de la psicología evolutiva; el conocimiento de la psicología diferencial (tipología y caracterología); el conocimiento de la interpsicología y de la psicología social.
Sociología y pedagogía
El sujeto de la educación, además de ser un individuo biológico y psíquico, es un ser social, pertenece a una comunidad amplia (por ejemplo, la sociedad nacional) y a varias comunidades restringidas (la familia, la iglesia, el club deportivo, la asociación cultural, etc.). La sociología, que se encarga del estudio de la realidad social, es así la tercera de las ciencias que se conecta con la pedagogía.
Filosofía y pedagogía
El hombre es el único ser educable. Este ser es simultáneamente biológico, psíquico y social. Pero no lo es en forma pasiva sino activa., Está frente al mundo provisto de una actitud espiritual, de una concepción de la vida. A través de esta idea básica encuentra la explicación de muchos "por qué", aparte de la posibilidad de enfocar a la realidad como un todo. En primera instancia la filosofía es, pues, una concepción del mundo y de la vida que repercute sobre la conducta. Esto sucede no sólo con la filosofía de los "filósofos profesionales", sino también con la "filosofía" del hombre común.
Toda teoría filosófica conduce a una actitud e intenta explicar unitariamente la realidad. Por eso se dice que la filosofía es una reflexión totalizadora en cuyo campo entran tanto lo natural como lo humano.
De lo dicho se deriva la importancia de la filosofía para la educación. Si ésta pretende formar al hombre en su integridad, ¿quién más que la filosofía puede darle una idea de esa integridad? El educador no puede emprender su misión, si antes no se ha trazado por lo menos un esbozo del punto a que debe llegar, es decir una "imagen" del hombre a formar. Por eso, esencialmente, la filosofía que fundamente la acción educativa debe ser una "'filosofía de lo humano".
Las razones dadas bastan para demostrar el estrecho contacto que hay entre filosofía y pedagogía. Ésta apelará a aquélla para resolver los problemas esenciales, para evitar que los aportes parciales de las ciencias biológica, psicológica y sociológica permanezcan desintegrados e ineficaces.
El reconocimiento de esas relaciones es muy antiguo. Platón y Aristóteles incluyeron las reflexiones pedagógicas en la filosofía. La edad media la hizo parte de la teología, hasta que el siglo XVII pretendió liberarla del seno materno. Herbart mismo subordinó la pedagogía a la ética y a pesar de que hoy la pedagogía ha desarrollado su independencia frente a ella, la filosofía mantiene vigorosamente sus derechos a reflexionar sobre lo educativo y a ayudar al pedagogo en su comprensión o interpretación.
Actualmente las relaciones de la pedagogía con la filosofía se establecen desde múltiples puntos de vista. Pueden considerar- se fundamentales siguientes:
1) La pedagogía es filosofía (postura del idealismo actualista, sobre todo de los italianos Giovanni Gentile y Giuseppe Lombardo-Radice);
2) La pedagogía depende de la filosofía (postura del idealismo neokantiano de la "escuela de Marburgo" representada por los alemanes Paul Natorp y Jonas Cohn).
3) La pedagogía es floración o culminación de la filosofía (postura de la corriente científico-espiritual del alemán Guillermo Dilthey).
4) La filosofía es fuente de la ciencia de la educación (postura del instrumentalismo del norteamericano John Dewey)
5) La filosofía es teoría general de la educación (otra de las soluciones del instrumentalismo norteamericano) .
6) La pedagogía nada tiene que ver con la filosofía (postura del experimentalismo y del cientificismo pedagógico extremos).
7) La pedagogía es autónoma, pero se sirve de la filosofía como de las otras ciencias (una de las posiciones más generalizadas en nuestros días y, sin duda alguna, la más correcta).
Biologismo, psicologismo, sociologismo y filosofísmo
La concepción errónea de los límites de la relación de la pedagogía con las otras ciencias, puede ser la causa de la pérdida de la independencia le nuestra disciplina según la Ciencia de que se trate, aparecen las exageraciones del biologismo, del psicologismo, del socioloqismo, o del filosofismo. En cada una de esas posiciones hay una invasión injustificada de las ciencias correspondientes sobre el dominio pedagógico.
El biologismo pedagógico reduce la educación a proceso de configuración biológica y, por consiguiente, hace de la pedagogía una rama de la biología. Es la posición de Demoor y de Jonckheere que definen a la pedagogía como "el estudio del niño, su génesis, su desarrollo y su capacidad de adaptación".
El psicologismo pedagógico hace lo mismo, desde el punto de vista de la psicología. Así Meumann dice que la pedagogía es "la investigación inductiva y experimental del alma juvenil y de los efectos de las influencias educativas". En el caso particular de Meumann, y como ha expresado Roura-Parella, "el psicólogo domina al pedagogo" lo que sucede con todos los partidarios del psicologismo pedagógico.
El sociologismo pedagógico como tal llega a concebir a toda la educación como un hecho social, y a reducir su disciplina a una parte de la sociología. Durkheim, por ejemplo, escribe que la ciencia de la educación es "el estudio de ¡as prácticas educativas consideradas como hechos sociales, como realidades que tienen una naturaleza adquirida y definida". Como puede observarse esto es sociología de la educación y no ciencia de la educación.
El filosofismo pedagógico, como los anteriores "ismos", significa la ruptura del equilibrio de las relaciones de la pedagogía con otras ciencias, en este caso con la filosofía. Este filosofismo se da no sólo en la teoría, sino en la actitud concreta de algunos filósofos que consideran a la pedagogía como una disciplina sino ninguna trascendencia. Esta actitud ha sido, en gran parte la culpable del retraso en la constitución autónoma de la pedagogía. Para quienes sostienen esa posición escribió John Dewey estas palabras, refiriéndose a su libro Democracia y educación: "A pesar de que por muchos años fue el libro en que expuse con mayor amplitud mi filosofía, no creo que mis críticos tan distintos a los simples maestros hayan recurrido alguna vez a él. Me pregunto si esto significa que los filósofos a pesar de que suelen estar dedicados a la enseñanza, no han considerado que la educación puede encararse con tal seriedad como para concentrar en ella la visión filosófica y considerarla como el punto en que coinciden todos los problemas de interés humano". El desequilibrio teórico y epistemológico que el filosofismo representa no puede subsistir porque en materia de educación la realidad concreta es inflexible. El filósofo que pretenda hacer caso omiso de ella, "tarde o temprano" ha dicho, Saúl Taborda "necesita reconocer derecho a los elementos empíricos y admitir, de hecho, la insuficiencia de la especulación; o permanece fiel al fundamento especulativo en obstinada actitud unilateral y se priva, entonces, del comercio con la realidad y se hace inocuo para sus fines".
Casi no es necesario aclarar que el biologismo, el psicologismo, el sociologismo y el filosofismo pedagógicos, no son peligrosos por lo que destacan, sino por lo que exageran. Nadie puede discutir y esto ha sido demostrado en los puntos precedentes- La importancia de los enfoques biológico, psicológico, sociológico y filosófico, para la comprensión del hecho y del proceso educativos. Lo que aquí se discute es el injustificado afán de algunos biólogos, psicólogos, sociólogos y filósofos, de hacer de su enfoque el único capaz de dar cuenta de la totalidad de la educación.
CONTENIDO y FUENTES DE LA PEDAGOGIA
Ahora bien, ¿en qué grado están las ciencias auxiliares -especialmente las fundamentales- relacionadas con la pedagogía? Es solo un "trato bienhechor", un intercambio de materiales, o por el contrario las ciencias auxiliares están de tal modo dentro de la pedagogía que hacen peligrar su derecho a integrar un "círculo independiente de investigaciones" (Herbart).
Estas preguntas sólo pueden responderse si previamente nos ponemos de acuerdo sobre el significado de las fuentes y el contenido de la pedagogía. Quien ha tratado con mayor claridad estas cuestiones ha sido John Dewey, en su obra The sources of the science of the education (esto es, Las fuentes de la ciencia de la educación, traducido al castellano con el titulo de La ciencia de la educación).
Según dicho autor hay que distinguir entre las fuentes de la ciencia pedagógica Y su contenido científico, pues es fácil confundirlos si se sigue nuestra natural tendencia a considerar ciertos resultados como si ya fueran ciencia pedagógica. En realidad esos supuestos "contenidos" son simplemente "fuentes" de la ciencia de la educación. Fuentes que han de utilizarse por el educador y el pedagogo, para hacer más inteligentes las funciones educativas.
El término fuente tiene aquí un doble sentido. En un primer sentido son fuentes las prácticas educativas; en un segundo sentido, son fuentes, las llamadas ciencias auxiliares, que "proporcionan el material para resolver las cuestiones que la práctica educativa plantea. Este material derivado de 1as fuentes constituye el contenido de la ciencia de la educación, de donde resulta que la ciencia de la educación no es independiente desde el punto de vista de su contenido. De ahí también el significado de esta afirmación de Dewey: "Las fuentes de la ciencia de la educación es toda clase de conocimiento logrado que penetra en el corazón, cabeza y. mano de los educadores y que al penetrar hace la realización del acto educativo más ilustrado, más humano, más educativo que antes".
AUTONOMÍA DE LA PEDAGOGÍA
Si la pedagogía no tiene contenido científico "intrínsecamente propio", parece contradictorio sostener su independencia. Sin embargo es perfectamente posible. Para demostrarlo apelaremos a un criterio material y a otro formal. De acuerdo al primero la autonomía de la pedagogía depende de si existe o no un dominio propiamente pedagógico; el segundo se refiere a la posibilidad de un enfoque estrictamente pedagógico.
Sin duda alguna el fenómeno educativo es un hecho dotado de realidad en la vida individual, social y cultural. Hermann Nohl ha desarrollado este punto al considerar que "la primera misión de una pedagogía es determinar la posición autónoma del trabajo educativo y su forma de vida en la conexión de la cultura, la manifestación de su ser peculiar y de su actuación para la totalidad". En el curso histórico la pedagogía fue independizándose al ganar autoconciencia el proceder educativo. Cuando más clara se hacía la presencia del hecho educativo, mayores se hacían las posibilidades de constituir autónomamente su disciplina. La ciencia pedagógica creció con la paulatina conquista de la independencia del hecho pedagógico para la vida humana. En otras palabras: aun no teniendo un contenido propio, la pedagogía tiene un objeto propio y delimitado (el hecho educativo), cuyo conocimiento integral y sistemático sólo a ella corresponde.
El criterio formal se refiere al enfoque. La pedagogía no tiene contenido propio, pero tiene un objeto propio. Además tiene un enfoque, un mirador especial, que no es otro que el de los intereses de la educación. Todos los conocimientos que sirven a su comprensión y a su regulación, todos los que penetran en el ser del educador sirven de medios para su realización, pero por el solo hecho de haber transpuesto los límites de la "provincia pedagógica" se convierten también ellos en ciudadanos de ese mundo. Así la biología se convierte en biología pedagógica, la psicología en psicología pedagógica, la sociología en sociología pedagógica, y la filosofía, en filosofía de la educación.
RESUMEN DEL CAPÍTULO IV
a) Este capítulo se propone estudiar las posibilidades que la pedagogía tiene de constituirse como disciplina autónoma, frente a las otras esferas del saber y del hacer humanos.
b) El medio para llegar a determinar su derecho a la autonomía es la consideración previa del tipo de relación que mantiene con sus ciencias auxiliares.
c) Si la pedagogía pretende ser independiente no puede aceptar otro tipo de relación con las ciencias limítrofes que el aprovechamiento de sus materiales para mejor comprender y conducir el proceso educativo.
d) Según la intensidad de la relación, las ciencias auxiliares de la pedagogía pueden ser: auxiliares fundamentales y auxiliares secundarias
e) Son ciencias auxiliares fundamentales, la biología, la psicología, la sociología y la filosofía. Se consideran ciencias auxiliares secundarias todas las disciplinas que, de una o de otra manera ayudan al pedagogo en sus investigaciones específicas.
f) La ruptura del equilibro de la relación de la pedagogía con sus ciencias auxiliares da nacimiento a desviaciones que ponen en peligro la independencia científica y llevan a una concepción unilateral del pro- ceso educativo mismo. Entre esas desviaciones se destacan el biologismo, psicologismo, el sociologismo y el filosofismo (pedagógicos).
g) El grado en que las ciencias auxiliares están en la pedagogía plantea la necesidad de distinguir las fuentes del contenido de esa disciplina. La principal fuente es la práctica educativa misma cuyos problemas resolverá el pedagogo con la ayuda de las ciencias auxiliares que constituyen así las fuentes secundarias, cuyo material hace el contenido de la ciencia educativa.
h) De lo anterior resulta que la pedagogía no tiene "contenido intrínsicamente propio" (Dewey), es decir, que no es autónoma por su contenido.
i) Si no es autónoma por su contenido, ¿de dónde saca su derecho a la independencia? De la existencia de un objeto o dominio propio (la educación) y de un enfoque y un interés propios (el educacional) que convierte en pedagógicos todos los conocimientos que trasponen sus límites.
ULA 2009
El análisis epistemológico no puede concluir con la formulación de un concepto de pedagogía por más fundado que sea. Debe, además, dar cuenta de otros problemas que al mismo tiempo que surgen de ese concepto, lo complementan. Estas cuestiones a las que estarán dedicados este capítulo y el siguiente son esencialmente dos: la que se refiere a la independencia de la pedagogía y de lo pedagógico frente a otras esferas de1 saber y del hacer humanos; y la que se concreta en un sistema de la pedagogía. La primera se resuelve previa dilucidación de las relaciones de la pedagogía con las otras ciencias; la segunda, mediante una coherente ordenación de sus partes (división de la pedagogía).
RELACIONES DE LA PEDAGOGIA CON LAS OTRAS CIENCIAS
El estrecho contacto de la educación con los más diversos aspectos, factores e intereses de la vida humana, coloca a la pedagogía en relación con las más distintas disciplinas que, de una o de otra manera, aportan materiales para la comprensión y explicación de esa vida. De ahí que la autonomía de la pedagogía deba definirse a partir del tipo de relación que mantiene con las que, en este caso, constituyen sus ciencias auxiliares.
Las ciencias auxiliares
La necesidad de establecer el tipo de relación de la pedagogía con sus ciencias auxiliares, surgió juntamente con la pretensión de aquélla de erigirse en ciencia autónoma. Antes de Herbart estuvo incluida en otras especulaciones. Ese autor y sus discípulos acuñaron el término "ciencias auxiliares de la pedagogía". Primero lo fueron la ética y la psicología, y, más tarde, la ciencia de la religión (Ziller), la medicina y la higiene (Rein), la estética (Weber), la totalidad dé la filosofía (Natorp), la sociología y la historia (Willmann y Krieck), etc.
La cuestión ha recibido dos soluciones principales. En primer lugar está la de aquellos pedagogos que clasifican a las ciencias conectadas con la pedagogía en básicas, especiales y auxiliares. Las básicas (filosofía, psicología, biología, sociología) fundamentan a la pedagogía según criterios que miran a la educación como hecho y como misión. Las especiales (matemática, física, geografía, historia, etc.), integran el contenido de la educación sistemática, forman parte de los planes de estudios. Las auxiliares propiamente dichas, ceden sus conocimientos para una mejor concreción de los fundamentos que proporcionan las ciencias básicas.
En segundo término se da la solución que parte de la naturaleza misma de las ciencias combinada con la realidad del proceso educativo. En esta corriente puede incluirse la salida propuesta por Luzuriaga quien las divide en: 1) ciencias de la naturaleza, que tienen por objeto la vida orgánica (antropología, biología, fisiología, medicina e higiene); y, 2) ciencias del espíritu, que tratan de la vida psíquica (psicología, psiquiatría, psicotecnia, caracterología), la vida espiritual (filosofía, lógica, ética, estética, metafísica) y la vida social (sociología, historia, economía, derecho).
La primera solución es completamente objetable, porque quita a la pedagogía muchas de sus posibilidades como disciplina autónoma, debido a que con respecto a una ciencia independiente sólo cabe la expresión ciencias auxiliares, aunque se pueda establecer con ellas relaciones más o menos intensas. Además, la separación de las ciencias especiales es arbitraria, pues éstas, tal cual están concebidas en la clasificación expuesta, posibilitan la educación sistemática o escolar y no la pedagogía. Ésta las estudia en tanto han pasado a integrar el proceso educativo mismo formando parte de su contenido. Son, estrictamente hablando, las "materias de enseñanza".
La segunda solución tiene la ventaja de contemplar la realidad educativa y, sobre todo, a su sujeto que, simultáneamente, es un ser orgánico, psíquico, social y espiritual. Por esa causa, ya pesar de que hace separaciones innecesarias entre ciencias que pertenecen a un mismo dominio de conocimiento, nos da pie para otra clasificación de las ciencias auxiliares de la pedagogía más ajustada a las necesidades de su autonomía.
En pedagogía, como disciplina autónoma, sólo corresponde hablar de ciencias auxiliares. Según la intensidad y la importancia de sus relaciones con las ciencias que la auxilian puede decirse que las hay de dos tipos: ciencias auxiliares fundamentales y ciencias auxiliares secundarias. Pertenecen al primer grupo la biología, la psicología, la sociología y la filosofía. Se incluyen en el segundo grupo todas las otras ciencias que pueden colaborar en la interpretación y conducción del objeto pedagógico y de la actividad educativa, respectivamente.
Biología y pedagogía
Indudablemente la biología es la primera de las ciencias con las cuales se relaciona la pedagogía. No es posible pensar en la formación del hombre por más elevado que sea su objetivo si previamente no se conoce su estructura morfológica, su capacidad de adaptación biológica, los momentos de su desarrollo orgánico, su diversidad tipológica. Como sostiene Hubert, la pedagogía supone el conocimiento de las leyes generales de la vida (biología general); el conocimiento de las leyes particulares de la morfología, la anatomía y la fisiología humanas (biología humana); el conocimiento de las condiciones específicas del desarrollo humano (ontogenética humana); y, el conocimiento de las formas que bajo la influencia de los factores biológicos puede tomar su estructura mental (biotipología).
Desde el punto de vista biológico la acción educativa debe tender a que los seres jóvenes alcancen una madurez normal. De ahí que sea tan necesario al educador el conocimiento, por lo menos en sus grandes líneas, de las ramas de la biología arriba indicadas. Por otro lado no hay que olvidar que el ser con el cual trabaja es, en primera instancia, un ser dotado de un cuerpo regido por determinadas leyes. Leyes de desarrollo que no sólo llegan a lo físico y fisiológico, sino también a lo psicológico, en tanto ambos tipos de fenómenos se condicionan mutuamente.
Además, el ser humano ocupa un Cierto lugar en la escala zoológica que la educación debe afirmar. No como su fin último, pero sí como medio para que esté en condiciones de cumplir dentro de la comunidad la labor activa que de él se espera.
Psicología y pedagogía
Así como es imposible intentar la formación del hombre sin antes conocer su organización biológica, tampoco puede pensarse en ella si previamente no se ha penetrado en su estructura anímica y espiritual. La psicología es pues la segunda disciplina que se relaciona con la pedagogía. La expresión según la cual el maestro es un "formador de almas" no es una frase carente de significación. Tiene un sentido y más profundo del que aparenta. El verdadero maestro está dotado de una capacidad de intuición y de penetración psicológicas que le es connatural. Pero la sola intuición no le permitirá ir muy lejos por el camino de la comprensión y el conocimiento de sus alumnos, si no se perfecciona en el dominio de las disciplinas psicológicas. Por otra parte el educador mismo es una estructura anímica y espiritual, sin contar con la presencia de elementos psicológicos en todos los aspectos del trabajo educacional. El pedagogo debe estar alerta frente a esos factores para cuyo conocimiento necesita el apoyo insustituible de la psicología.
En consecuencia, toda pedagogía supone: el conocimiento de la psicología general; el conocimiento de la psicología evolutiva; el conocimiento de la psicología diferencial (tipología y caracterología); el conocimiento de la interpsicología y de la psicología social.
Sociología y pedagogía
El sujeto de la educación, además de ser un individuo biológico y psíquico, es un ser social, pertenece a una comunidad amplia (por ejemplo, la sociedad nacional) y a varias comunidades restringidas (la familia, la iglesia, el club deportivo, la asociación cultural, etc.). La sociología, que se encarga del estudio de la realidad social, es así la tercera de las ciencias que se conecta con la pedagogía.
Filosofía y pedagogía
El hombre es el único ser educable. Este ser es simultáneamente biológico, psíquico y social. Pero no lo es en forma pasiva sino activa., Está frente al mundo provisto de una actitud espiritual, de una concepción de la vida. A través de esta idea básica encuentra la explicación de muchos "por qué", aparte de la posibilidad de enfocar a la realidad como un todo. En primera instancia la filosofía es, pues, una concepción del mundo y de la vida que repercute sobre la conducta. Esto sucede no sólo con la filosofía de los "filósofos profesionales", sino también con la "filosofía" del hombre común.
Toda teoría filosófica conduce a una actitud e intenta explicar unitariamente la realidad. Por eso se dice que la filosofía es una reflexión totalizadora en cuyo campo entran tanto lo natural como lo humano.
De lo dicho se deriva la importancia de la filosofía para la educación. Si ésta pretende formar al hombre en su integridad, ¿quién más que la filosofía puede darle una idea de esa integridad? El educador no puede emprender su misión, si antes no se ha trazado por lo menos un esbozo del punto a que debe llegar, es decir una "imagen" del hombre a formar. Por eso, esencialmente, la filosofía que fundamente la acción educativa debe ser una "'filosofía de lo humano".
Las razones dadas bastan para demostrar el estrecho contacto que hay entre filosofía y pedagogía. Ésta apelará a aquélla para resolver los problemas esenciales, para evitar que los aportes parciales de las ciencias biológica, psicológica y sociológica permanezcan desintegrados e ineficaces.
El reconocimiento de esas relaciones es muy antiguo. Platón y Aristóteles incluyeron las reflexiones pedagógicas en la filosofía. La edad media la hizo parte de la teología, hasta que el siglo XVII pretendió liberarla del seno materno. Herbart mismo subordinó la pedagogía a la ética y a pesar de que hoy la pedagogía ha desarrollado su independencia frente a ella, la filosofía mantiene vigorosamente sus derechos a reflexionar sobre lo educativo y a ayudar al pedagogo en su comprensión o interpretación.
Actualmente las relaciones de la pedagogía con la filosofía se establecen desde múltiples puntos de vista. Pueden considerar- se fundamentales siguientes:
1) La pedagogía es filosofía (postura del idealismo actualista, sobre todo de los italianos Giovanni Gentile y Giuseppe Lombardo-Radice);
2) La pedagogía depende de la filosofía (postura del idealismo neokantiano de la "escuela de Marburgo" representada por los alemanes Paul Natorp y Jonas Cohn).
3) La pedagogía es floración o culminación de la filosofía (postura de la corriente científico-espiritual del alemán Guillermo Dilthey).
4) La filosofía es fuente de la ciencia de la educación (postura del instrumentalismo del norteamericano John Dewey)
5) La filosofía es teoría general de la educación (otra de las soluciones del instrumentalismo norteamericano) .
6) La pedagogía nada tiene que ver con la filosofía (postura del experimentalismo y del cientificismo pedagógico extremos).
7) La pedagogía es autónoma, pero se sirve de la filosofía como de las otras ciencias (una de las posiciones más generalizadas en nuestros días y, sin duda alguna, la más correcta).
Biologismo, psicologismo, sociologismo y filosofísmo
La concepción errónea de los límites de la relación de la pedagogía con las otras ciencias, puede ser la causa de la pérdida de la independencia le nuestra disciplina según la Ciencia de que se trate, aparecen las exageraciones del biologismo, del psicologismo, del socioloqismo, o del filosofismo. En cada una de esas posiciones hay una invasión injustificada de las ciencias correspondientes sobre el dominio pedagógico.
El biologismo pedagógico reduce la educación a proceso de configuración biológica y, por consiguiente, hace de la pedagogía una rama de la biología. Es la posición de Demoor y de Jonckheere que definen a la pedagogía como "el estudio del niño, su génesis, su desarrollo y su capacidad de adaptación".
El psicologismo pedagógico hace lo mismo, desde el punto de vista de la psicología. Así Meumann dice que la pedagogía es "la investigación inductiva y experimental del alma juvenil y de los efectos de las influencias educativas". En el caso particular de Meumann, y como ha expresado Roura-Parella, "el psicólogo domina al pedagogo" lo que sucede con todos los partidarios del psicologismo pedagógico.
El sociologismo pedagógico como tal llega a concebir a toda la educación como un hecho social, y a reducir su disciplina a una parte de la sociología. Durkheim, por ejemplo, escribe que la ciencia de la educación es "el estudio de ¡as prácticas educativas consideradas como hechos sociales, como realidades que tienen una naturaleza adquirida y definida". Como puede observarse esto es sociología de la educación y no ciencia de la educación.
El filosofismo pedagógico, como los anteriores "ismos", significa la ruptura del equilibrio de las relaciones de la pedagogía con otras ciencias, en este caso con la filosofía. Este filosofismo se da no sólo en la teoría, sino en la actitud concreta de algunos filósofos que consideran a la pedagogía como una disciplina sino ninguna trascendencia. Esta actitud ha sido, en gran parte la culpable del retraso en la constitución autónoma de la pedagogía. Para quienes sostienen esa posición escribió John Dewey estas palabras, refiriéndose a su libro Democracia y educación: "A pesar de que por muchos años fue el libro en que expuse con mayor amplitud mi filosofía, no creo que mis críticos tan distintos a los simples maestros hayan recurrido alguna vez a él. Me pregunto si esto significa que los filósofos a pesar de que suelen estar dedicados a la enseñanza, no han considerado que la educación puede encararse con tal seriedad como para concentrar en ella la visión filosófica y considerarla como el punto en que coinciden todos los problemas de interés humano". El desequilibrio teórico y epistemológico que el filosofismo representa no puede subsistir porque en materia de educación la realidad concreta es inflexible. El filósofo que pretenda hacer caso omiso de ella, "tarde o temprano" ha dicho, Saúl Taborda "necesita reconocer derecho a los elementos empíricos y admitir, de hecho, la insuficiencia de la especulación; o permanece fiel al fundamento especulativo en obstinada actitud unilateral y se priva, entonces, del comercio con la realidad y se hace inocuo para sus fines".
Casi no es necesario aclarar que el biologismo, el psicologismo, el sociologismo y el filosofismo pedagógicos, no son peligrosos por lo que destacan, sino por lo que exageran. Nadie puede discutir y esto ha sido demostrado en los puntos precedentes- La importancia de los enfoques biológico, psicológico, sociológico y filosófico, para la comprensión del hecho y del proceso educativos. Lo que aquí se discute es el injustificado afán de algunos biólogos, psicólogos, sociólogos y filósofos, de hacer de su enfoque el único capaz de dar cuenta de la totalidad de la educación.
CONTENIDO y FUENTES DE LA PEDAGOGIA
Ahora bien, ¿en qué grado están las ciencias auxiliares -especialmente las fundamentales- relacionadas con la pedagogía? Es solo un "trato bienhechor", un intercambio de materiales, o por el contrario las ciencias auxiliares están de tal modo dentro de la pedagogía que hacen peligrar su derecho a integrar un "círculo independiente de investigaciones" (Herbart).
Estas preguntas sólo pueden responderse si previamente nos ponemos de acuerdo sobre el significado de las fuentes y el contenido de la pedagogía. Quien ha tratado con mayor claridad estas cuestiones ha sido John Dewey, en su obra The sources of the science of the education (esto es, Las fuentes de la ciencia de la educación, traducido al castellano con el titulo de La ciencia de la educación).
Según dicho autor hay que distinguir entre las fuentes de la ciencia pedagógica Y su contenido científico, pues es fácil confundirlos si se sigue nuestra natural tendencia a considerar ciertos resultados como si ya fueran ciencia pedagógica. En realidad esos supuestos "contenidos" son simplemente "fuentes" de la ciencia de la educación. Fuentes que han de utilizarse por el educador y el pedagogo, para hacer más inteligentes las funciones educativas.
El término fuente tiene aquí un doble sentido. En un primer sentido son fuentes las prácticas educativas; en un segundo sentido, son fuentes, las llamadas ciencias auxiliares, que "proporcionan el material para resolver las cuestiones que la práctica educativa plantea. Este material derivado de 1as fuentes constituye el contenido de la ciencia de la educación, de donde resulta que la ciencia de la educación no es independiente desde el punto de vista de su contenido. De ahí también el significado de esta afirmación de Dewey: "Las fuentes de la ciencia de la educación es toda clase de conocimiento logrado que penetra en el corazón, cabeza y. mano de los educadores y que al penetrar hace la realización del acto educativo más ilustrado, más humano, más educativo que antes".
AUTONOMÍA DE LA PEDAGOGÍA
Si la pedagogía no tiene contenido científico "intrínsecamente propio", parece contradictorio sostener su independencia. Sin embargo es perfectamente posible. Para demostrarlo apelaremos a un criterio material y a otro formal. De acuerdo al primero la autonomía de la pedagogía depende de si existe o no un dominio propiamente pedagógico; el segundo se refiere a la posibilidad de un enfoque estrictamente pedagógico.
Sin duda alguna el fenómeno educativo es un hecho dotado de realidad en la vida individual, social y cultural. Hermann Nohl ha desarrollado este punto al considerar que "la primera misión de una pedagogía es determinar la posición autónoma del trabajo educativo y su forma de vida en la conexión de la cultura, la manifestación de su ser peculiar y de su actuación para la totalidad". En el curso histórico la pedagogía fue independizándose al ganar autoconciencia el proceder educativo. Cuando más clara se hacía la presencia del hecho educativo, mayores se hacían las posibilidades de constituir autónomamente su disciplina. La ciencia pedagógica creció con la paulatina conquista de la independencia del hecho pedagógico para la vida humana. En otras palabras: aun no teniendo un contenido propio, la pedagogía tiene un objeto propio y delimitado (el hecho educativo), cuyo conocimiento integral y sistemático sólo a ella corresponde.
El criterio formal se refiere al enfoque. La pedagogía no tiene contenido propio, pero tiene un objeto propio. Además tiene un enfoque, un mirador especial, que no es otro que el de los intereses de la educación. Todos los conocimientos que sirven a su comprensión y a su regulación, todos los que penetran en el ser del educador sirven de medios para su realización, pero por el solo hecho de haber transpuesto los límites de la "provincia pedagógica" se convierten también ellos en ciudadanos de ese mundo. Así la biología se convierte en biología pedagógica, la psicología en psicología pedagógica, la sociología en sociología pedagógica, y la filosofía, en filosofía de la educación.
RESUMEN DEL CAPÍTULO IV
a) Este capítulo se propone estudiar las posibilidades que la pedagogía tiene de constituirse como disciplina autónoma, frente a las otras esferas del saber y del hacer humanos.
b) El medio para llegar a determinar su derecho a la autonomía es la consideración previa del tipo de relación que mantiene con sus ciencias auxiliares.
c) Si la pedagogía pretende ser independiente no puede aceptar otro tipo de relación con las ciencias limítrofes que el aprovechamiento de sus materiales para mejor comprender y conducir el proceso educativo.
d) Según la intensidad de la relación, las ciencias auxiliares de la pedagogía pueden ser: auxiliares fundamentales y auxiliares secundarias
e) Son ciencias auxiliares fundamentales, la biología, la psicología, la sociología y la filosofía. Se consideran ciencias auxiliares secundarias todas las disciplinas que, de una o de otra manera ayudan al pedagogo en sus investigaciones específicas.
f) La ruptura del equilibro de la relación de la pedagogía con sus ciencias auxiliares da nacimiento a desviaciones que ponen en peligro la independencia científica y llevan a una concepción unilateral del pro- ceso educativo mismo. Entre esas desviaciones se destacan el biologismo, psicologismo, el sociologismo y el filosofismo (pedagógicos).
g) El grado en que las ciencias auxiliares están en la pedagogía plantea la necesidad de distinguir las fuentes del contenido de esa disciplina. La principal fuente es la práctica educativa misma cuyos problemas resolverá el pedagogo con la ayuda de las ciencias auxiliares que constituyen así las fuentes secundarias, cuyo material hace el contenido de la ciencia educativa.
h) De lo anterior resulta que la pedagogía no tiene "contenido intrínsicamente propio" (Dewey), es decir, que no es autónoma por su contenido.
i) Si no es autónoma por su contenido, ¿de dónde saca su derecho a la independencia? De la existencia de un objeto o dominio propio (la educación) y de un enfoque y un interés propios (el educacional) que convierte en pedagógicos todos los conocimientos que trasponen sus límites.
ULA 2009
1 comentarios:
Buenos Día mas que comentario quisiera hacer una consulta que no logre encontrarla en el texto.
¿Cuando se produce un desequilibrio en la relación de la pedagogía con las ciencias auxiliares?
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