domingo, 27 de junio de 2010

La investigación-acción (I-A) en la enseñanza

Es posible y deseable que los maestros en la práctica desarrollen investigaciones extrayendo de su actividad cotidiana problemas educativos que serán abordados para su resolución. En este sentido, la investigación-acción se proyecta como una metodología flexible y potente que le puede ser muy útil al maestro indagador.

Una de las ventajas de la investigación-acción cabalmente asumida es que permite ver la realidad educativa en su totalidad, dentro de un medio histórico social más amplio, es decir, se analizan de manera crítica las interrelaciones del entorno y la totalidad en la cual está sumergido. Esta ventaja es esencial para transformar de raíz lo que queremos que cambie. Y actualmente puede notarse una clara motivación por el cambio, ya que la realidad educativa es por definición dinámica, activa e intencional. Algunos de estos cambios pueden traducirse en: crear nuevos contextos de aprendizaje profesional que posibiliten al profesor generar entornos que faciliten el aprendizaje en sus alumnos; fomentar el "aprender a aprender" donde todos los implicados del ambiente educativo se vean activamente involucrados en la consecución de esta meta, así como la formación integral de los alumnos; por otro lado creemos que todos los profesionales de la educación son potencialmente capaces de valorar reflexiva y críticamente su actuación con el fin de mejorar y brindar una educación de calidad a sus alumnos.

La propuesta de una pedagogía crítica es necesaria e importante para reflexionar día a día sobre lo que hacemos, lo que pasa en nuestro entorno y en nuestro mundo. A mi parecer el enfoque de investigación-acción conduce a una educación crítica, problematizadora, liberadora, que forma personas partícipes del proceso educativo más allá de lo aparente y de lo existente, se centra en identificar y analizar los sucesos educativos promoviendo herramientas claves para su resolución. Así mismo propone que las escuelas sean espacios donde se formen equipos de trabajo de investigación hacia la mejora de las prácticas educativas: se trata de una manifestación donde se potencian los escenarios escolares con miras a formar voluntariamente seres críticos y reflexivos que colaboren en el cambio.

Tener conciencia sobre la importancia de una pedagogía crítica es un primer paso, promover el conocimiento y la resolución de las relaciones contrapuestas y socio-históricas que se producen en la sociedad, es estar igualmente consciente de las relaciones teoría-práctica. Problematizar lo evidente desmenuzando mitos, silencios y docilidades a través de una postura ética y participativa en la que se analice la escolarización y su entorno para la transformación, permitirá hacer de la educación y sus participantes elementos más poderosos en autonomía, comprensión, reflexión y por ende permitirá hacerlos capaces y responsables para tomar decisiones ventajosas en beneficio de todos.

Ante todo el docente debe prepararse profesionalmente para entender y comprender, y así en consecuencia, emprender una metodología de investigación-acción. Es decir, debe saber combinar teorías, imaginación y técnicas: desarrollar destrezas y competencias para el manejo de contenidos académicos y del grupo, desarrollar la capacidad de reflexionar críticamente sobre los fines y consecuencias de la práctica educativa, reafirmar que la enseñanza, la educación y la escolaridad son procesos interrelacionados que demandan acciones de estudio y reflexión.

Los docentes y su participación constituyen el motor que origina los cambios educativos, nadie mejor que ellos saben cómo funciona realmente la escuela, en tal sentido, pueden determinar cuáles son las posibles acciones a realizarse para que se produzcan los cambios, sin olvidar que pueden existir más investigadores participantes que en conjunto formen un equipo interdisciplinario para la discusión y la acción, de esta forma pueden visualizarse más posibilidades de mejorar la enseñanza y de actuar para que el contexto institucional y social sea más favorable al progreso educativo.

El docente debe pensar y repensar la escuela, plantear sus problemas y aportar posibles soluciones y perspectivas de acción, ponerlos en práctica y evaluarlos posteriormente. Es éste un auténtico ejemplo de una educación democrática. En otras palabras dentro de la investigación acción los educadores reflexionan sobre su práctica y sus ideas para desarrollar teorías y propuestas educativas, esto implica lecturas, intercambios de ideas y experiencias entre docentes. La planificación de un diseño de cambio para la acción pedagógica y su seguimiento y desarrollo van a acompañar al docente en su acción de cambio en la práctica.

La idea de cambio en la escuela se expresa acertadamente en el siguiente pensamiento de Paulo Freire:

"Esa iniciativa de cambio debe estar animada por la pasión y por la fe en la necesidad de construir un mundo mejor...".

Mi experiencia en las aulas escolares, si bien todavía inicial, me ha llevado a cuestionar la forma puramente tradicional como con frecuencia se imparte la enseñanza. Esta forma de enseñar, criticada y rechazada por muchos actualmente, trae como consecuencia desinterés, falta de atención, aburrimiento, miedo, rechazo, agresividad, etc., en los niños.

Un posible diseño de acción para abordar dicha problemática estaría compuesto por varias fases, las cuales llevan implícito el compromiso y la participación del investigador, quien debe estar vinculado de alguna manera a la institución. Es importante señalar que la vinculación a una realidad escolar concreta es indispensable, pero el investigador no debe ceñirse al aula o a la institución en estudio, por el contrario debe ver más allá de sus horizontes y reflexionar sobre realidades educativas a nivel nacional y mundial que inciden en el pequeño espacio en el cual va a ejercer su trabajo de investigación. Las fases de la indagación no serán determinantes en sí mismas, una puede complementar la otra haciendo posible un nuevo replanteamiento en los planes de acción emprendidos en cada estadio. En líneas generales, el esquema o plan de trabajo que se llevaría a cabo sería el siguiente:

• Acción-Observación

• Estudio

• Reflexión

• Planificación

• Implementación

• Comunicación.


Acción-Observación: En esta sección se hace una observación de la realidad que se está trabajando, es decir, de la práctica social de la institución junto al contexto inmediato en el cual está inmersa; para ello utilizaríamos un diario de campo para ir anotando la dinámica del aula y de la escuela, así como también del entorno extra escolar, considerando pertinente hacer un estudio de casos.

Posterior a la observación se realiza un Estudio: estudio que implica dar con la problemática que se quiere cambiar y las acciones de cambio que se han de tomar, en este caso la enseñanza tradicional y sus consecuencias directas sobre los actores de la escuela. Durante el estudio se puede contar con diversos procedimientos para la recogida de información como lo son: diario del profesor, escalas de estimación, recopilación de material didáctico utilizado, grabaciones en audio, investigar qué nivel de profesionalidad y qué condiciones de trabajo y vida experimentan los educadores involucrados; sería además conveniente revisar trabajos que otros han hecho para enriquecer la labor en marcha y hacerla más democrática, así como contar con un equipo de investigadores externos con el fin de que ayuden en la acción de cambio. En combinación con lo antes mencionado es recomendable hacer una triangulación de métodos, fuentes y teorías, esto con miras a adaptar los instrumentos y técnicas de recolección según las características de la problemática, y a permitir la constrastación de resultados obtenidos por diversas vías. También debe realizarse un estudio teórico el cual debe servir para saber lo que otros han desarrollado y han propuesto, y así orientar la acción de cambio de manera más rica y segura.

Una vez realizado en profundidad el estudio (estudio que puede mejorarse una y otra vez) de la situación se procede a realizar una reflexión: ésta implica una exhaustiva crítica de lo estudiado para llegar a conclusiones e implicaciones convenientes a fin de retomar, si es necesario, los estadios anteriores con el propósito de programar algunas acciones de trabajo más eficaces y valiosas antes de llegar a la planificación del cambio, objeto de la investigación-acción.

Para la reflexión y análisis no debemos olvidar que los datos recogidos deben considerarse relacionados con el contexto socio-histórico y su interacción con la realidad para comprender lo que está sucediendo en pro de confeccionar un diseño de cambio a través de una planificación flexible. En el caso-ejemplo que hemos planteado, si queremos iniciar un proceso de cambio de las rutinas tradicionales de aula en un plantel dicha planificación puede estar estructurada en: seminarios, charlas, eventos, cursos de capacitación y actualización, promoción y discusión de libros interesantes para los docentes, crear espacios para la reflexión sobre la propia práctica educativa en vías de mejorarla y así propiciar modificaciones en el diseño de acción docente y su puesta en práctica. Iniciativas de esta naturaleza, asumidas por al menos una parte significativa del personal docente de una escuela, podrían mejorar sustancialmente la falta de interés por parte de los alumnos, los aprendizajes vacíos, el ambiente hostil, la mala práctica pedagógica, la incomunicación de todos los participantes del ámbito escolar y extraescolar, etc., que a menudo trae consigo el tipo de enseñanza dominante. Todo el grupo (los protagonistas de la situación) ayuda a dar sus puntos de vista a través de cuestionarios, entrevistas, debates o llevando un diario de sus propias experiencias, esto da también a los alumnos una buena oportunidad de nuevos aprendizajes, así como la incorporación de sujetos activos de la investigación. Otros sujetos que deben ser incluidos en la búsqueda de una solución como co-investigadores y que además están interesados en el problema son: la comunidad, los directivos, equipos de investigadores universitarios, equipos mixtos, etc.

Durante la planificación y su implementación en la práctica se realiza un seguimiento de la misma, es decir, se va realizando una evaluación que permite concretar resultados y analizarlos. Se van desarrollando así ciclos de reflexión y acción eficaces y pertinentes, ya que la investigación avanza y el problema puede ir tomando diversos matices, por lo cual puede ser necesaria una nueva visión o redefinición del problema, siendo necesaria la aplicación de varios ciclos consecutivos.

Un último paso es la comunicación: intercambio de vivencias y reflexiones suscitadas durante la investigación a través de revistas, congresos, páginas web, seminarios en la escuela, charlas en la comunidad, entre otras. Cuando los investigadores externos o los educadores-investigadores escriben y publican sus experiencias e ideas en eventos o jornadas, contribuyen en la reflexión y crítica constructiva para el avance de la escuela y su entorno.

UBO 2010

0 comentarios:

Publicar un comentario